Constantemente se acusa a la Santa Iglesia Católica —y a los católicos en general— de practicar idolatría, puesto que los templos, las viviendas, los lugares de trabajo y algunos artículos de vestir contienen y exponen imágenes de Jesucristo, La Santisima Trinidad, María, los ángeles y los santos. Estudiamos la Santa Biblia para aclarar el asunto ante el reiterado señalamiento de las sectas protestantes, estudiamos la ley de Moisés en el libro de Éxodo.

Éxodo 20,3-5. “No tendrás otro Dios fuera de mí. No te harás escultura ni imagen alguna de lo que hay arriba en el cielo, o aquí abajo en la tierra o en el agua bajo tierra. No te postrarás ante ella ni le darás culto, porque, yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad del padre en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen.”

Dios le ordena a Moisés que no haga imágenes de otros dioses, porque castigará a quienes le aborrecen, como muestra el texto anterior. Históricamente, la Santa Iglesia Católica jamás creó imágenes de otros dioses, y jamás ha aborrecido a Dios, su Creador. De hecho, las imágenes de la Iglesia representan todas las escenas de la Santa Escritura desde el momento de la creación hasta la salvación, resaltando a Dios como el centro de todos esos eventos y actos de amor y misericordia.

Éxodo 20,22 El Señor dijo a Moisés: “Di a los israelitas: Vosotros habéis visto que os he hablado desde el cielo. No hagáis junto a mí dioses de plata ni de oro. Me levantarás un altar de tierra y en él me ofrecerás tus holocaustos, tus sacrificios de reconciliación […]” . Dios dice: no hagas dioses, no pongas dioses a mi lado. La Santa Iglesia Católica no reconoce un Dios diferente a Yahvé, en el misterio de la Santa Trinidad del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo. De forma contundente, la Iglesia anuncia su Credo dentro de la Santa Misa: Creo en Dios Todopoderoso.

Hemos visto que la ley de Dios va en contra de la búsqueda de otros dioses y el desprecio por el Dios verdadero, observemos: Éxodo 22,19 El que ofrezca sacrificios a otros dioses, fuera del Señor, será condenado a muerte. Éxodo 22,27 No blasfemarás contra Dios ni maldecirás al jefe de tu pueblo. Éxodo 23,32 No harás pactos con ellos ni con sus dioses. No los dejarás habitar en tu tierra, para que no inciten a pecar contra mí sirviendo a sus dioses, lo cual sería la ruina para ti.

Nuevamente, Dios no admite a otros dioses, y no permite hacer pactos con otros dioses, ni servirle a otros dioses. Por tanto, la norma no se fija en la producción de imágenes, se fija en la búsqueda de abrigo en otros dioses, ya sean dioses paganos —como en el contexto del Éxodo, donde existía el politeísmo, el aborto como sacrificio a dioses y la hechicería—, o sean dioses como el dinero, la fama o la autosuficiencia humana.

Las imágenes ordenadas por Dios

Dios ordena crear imágenes, ordena ubicarlas dentro del templo, prometiendo que en ese lugar Él mismo se hará presente, Éxodo 25,18-22: Harás dos querubines de oro, de oro batido, a los dos extremos del propiciatorio, estando sus rostros uno al frente de otro y mirando hacia el propiciatorio. Pondrás el propiciatorio sobre el arca, y dentro de ésta el testimonio que yo te daré. Aquí vendré yo a encontrarme contigo, y desde encima del propiciatorio, entre los dos querubines que están sobre el arca del testimonio, te comunicaré todo lo que te ordene respecto a los israelitas.

Muchos mentirán y dirán que los tiempos cambiaron, pero es justo recordar que los elementos que pertenecen a la Santa Misa son ordenados por Dios en el Antiguo Testamento. Pero recordemos que Yahvé es un Dios de orden, tengamos en cuenta también las palabras de Jesús: “No penséis que he venido a derogar la ley y los profetas; no he venido a derogarla sino a perfeccionarla. Porque os aseguro que, mientras no pasen el cielo y la tierra, ni un punto ni una coma desaparecerá de la ley hasta que todo se cumpla”. Mateo 5,17-18.

El suceso del becerro de oro

Los israelitas se desesperaron por la ausencia de Moisés y buscaron un dios que los protegiera y los guiara —como lo muestra Éxodo 32,1— El pueblo, viendo que Moisés tardaba en bajar de la montaña, se reunió en torno a Aaron y le dijo: “Anda, haznos un dios que vaya delante de nosotros, porque ese Moisés, el hombre que nos ha sacado de Egipto, no sabemos qué ha sido de él”.

Evidentemente, la creación de la imagen del becerro de oro no provenía de Dios, ni de la inspiración en el Espíritu Santo, y no simboliza ni se relaciona con Dios; en ese momento el pueblo de Israel que pide crear la imagen no tiene una fe profunda, y no tiene un conocimiento profundo de Dios. En el catolicismo ocurre lo contrario, las imágenes no son el resultado de desconocer a Dios, son un medio para dar a conocer al Dios verdadero.

En primer lugar, las imágenes del catolicismo no son el resultado de pedidos de los feligreses asustados —como ocurrió en Éxodo—, todas y cada una de las representaciones icónicas del catolicismo relatan un momento de las Santas Escrituras. Muchas otras representan hechos ocurridos fuera de la Escritura; sin embargo estos hechos son evaluados, estudiados, investigados y discutidos rigurosamente por la Santa Iglesia Católica. Ciertamente toma mucho tiempo de análisis antes de que la Iglesia admita la veracidad de aquellas manifestaciones místicas que posteriormente llegan a ser representadas en imágenes o esculturas.

Luego de que los israelitas adoraran al becerro de oro, Dios decide castigar a los israelitas, luego les perdona y renueva su pacto con Moisés, recalcando que no deben ir tras dioses falsos, ni crear imágenes para adorarlas, nuevamente, habla de otros dioses. Éxodo 34,17 “No te fabricarás dios alguno de metal fundido.”

¿Creemos que María es una diosa?

Tajantemente: no. Los católicos no creemos que María es una diosa. María es la mujer en la que se cumple la promesa de Dios, “Yo pongo enemistad entre ti y la mujer, entre tu linaje y el suyo; él te aplastará la cabeza y tu sólo tocarás su calcañal”, Génesis 3,15. Cuando Adán y Eva engendraron el pecado a su linaje, Dios prometió que una mujer daría a luz un linaje que aplastaría la cabeza de la serpiente.

María es la mujer escogida para dar a luz a Jesús, nuestro Salvador y la presencia de María a lo largo de la historia de la Iglesia es palpable en la Santa Biblia y en manifestaciones registradas en Zaragoza, el cerro del Tepeyac, Fátima, Lourdes, La Salette, y Medjugorje por mencionar algunas. No le miramos como una diosa, sino como la santa que es, nuestro Credo anuncia: Nació de Santa María siempre virgen.

Todas y cada una de las imágenes pertenecientes al catolicismo hacen parte de una intención representativa, ante la cual nunca se ha intentado expresar que María, los ángeles y los santos tengan la misma condición de Dios.

La Santa Iglesia Católica no basa su fe en las imágenes, ni en sus símbolos, la Iglesia fundada por Jesús basa su fe y su obra en el amor al prójimo, el amor en nombre de Dios; así que cuando hablamos de Santa Teresa de Calcuta, no hablamos de un ídolo, hablamos de una cristiana que amó al prójimo hasta el último día de su vida, en el nombre de Jesús, y las fotografías de esta santa nos dicen: ama a tu prójimo como Dios nos ha amado.

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